Domar el fracaso

Culturalmente, tenemos una percepción negativa del fracaso. Si alguien no es capaz de conservar un buen empleo, lo calificamos de fracasado. Si una empresa no logra sobrevivir a sus primeros cinco años también es señalada como un fracaso. Lo mismo se dice del emprendedor o emprendedores que la dirigen.

Por Gustavo Sarnari*

Lamentablemente, muchas personas sucumben al “poder” de esta opinión generalizada que señala tales fallos como signos de debilidad. En consecuencia, pocos emprendedores se atreven a desarrollar una propuesta de negocio diferente o corregir los errores de la original. Otros tantos tardan demasiado en regresar al emprendimiento al no haber obtenido los resultados esperados.

Visto desde otra perspectiva, el fracaso no es el factor que bloquea al emprendedor o a cualquier persona. En algunas ocasiones, lo que le paraliza realmente es la manera de asumir y manejar el fracaso.

Personalmente me asumo más vinculado con el fracaso que con el éxito. Pero también me asumo con cierta inteligencia emocional que no me deja caer en el agobio y desistir ante los fracasos, permitiéndome enfrentarlos e insistir en mis proyectos.

Imagínense si por ejemplo Michael Jordan que jugó quince años y ganó seis campeonatos. ¿Los otros nueve años fueron un fracaso? ¿El desistió?

Messi cuantos mundiales perdió antes de salir campeón del mundo. ¿El desistió?

En el ámbito laboral, cuantas oportunidades perdemos antes de obtener un ascenso. Algunos días es tu turno y otros no. De eso se trata.  No siempre ganás. A veces otras personas ganan.

La capacidad de aprender del fracaso es aceptar la evolución positiva o negativa de las circunstancias. Esto exige una mentalidad abierta que te permita percibir los cambios como oportunidades y no como amenazas. Tomar las circunstancias adversas como una oportunidad para aprender, nos hace más resilientes y resistentes.  Nos genera mayor confianza y entusiasmo para reemprender la marcha. Al analizar objetivamente las causas del declive podremos trazar una nueva estrategia.

Aprender de nuestros fracasos es una fortaleza, tanto para comunicarlo en algún ámbito laboral, o si queremos compartir lo aprendido con otras personas para que no cometan el mismo error o para que se planteen nuevos objetivos. Asumir los fracasos es aprender que los mismos son pasos hacia los logros deseados.

Se los dice un fracasador serial que aprendió a domar sus fracasos para nunca bajar los brazos, aun ante la tentación de hacerlo. Gracias por compartir este espacio conmigo.

* Titular de GS Consultora Desarrollo & Educación Organizacional – Licenciado en Educación y Gestión Institucional por la Universidad Nacional de Quilmes – TS en Marketing por el IS San Pablo de Villa Constitución – Posgraduado en Formación Docente con especialización en Educación Superior por el IS San Nicolás de Bari de San Nicolás –Programa de Especialización en Gestión de RRHH en IAE Business School de la Universidad Austral – Autor del libro Marketing + Humano(S) “Fortaleciendo el Potencial y Valor Humano en la Gestión Comercial de las Organizaciones”

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